Derby alicatado
Empate sin goles entre un Real Madrid táctico y competitivo contra un Atlético de Madrid dominador pero no feroz
Un derby es un derby comentaba David Gil, el portero rojiblanco, a la salida del choque. Con mucho respeto y fútbol de pico y pala ambas escuadras compitieron por un buen resultado. Los blancos apostaron su táctica a secar a Oliver Torres, alejarle del balón y del centro del campo. El Atlético de Madrid sin su timón, navegaba pero sin rumbo hacía el gol. Según pasaron los minutos, el Real Madrid dominaba la situación, que no la posesión. Y al contragolpe tuvo el destino del duelo en sus pies. Al final empate a cero que mantiene la distancia de ocho puntos a favor de los chicos del Cerro del Espino sobre los de Valdebebas. Además la derrota del Rayo Vallecano frente al Diocesano en Extremadura, 2-1, hace más líderes a los colchoneros. Aumentan su renta a cuatro puntos sobre franjirrojos y pucelanos, segundos y terceros en la tabla del grupo quinto de juvenil División de Honor.
Durante los primeros compases los rojiblancos querían poner tierra de por medio, demostrar a sus rivales quién manda esta temporada. El centro del campo atlético buscaba una y otra vez la zancada de Manquillo, recién llegado de Egipto de jugar con el primer equipo. El lateral se desfondo en ser vertical y profundo. Pero el globo de su resistencia iba deshinchándose y con el paso de los minutos ya no era un factor sorpresa en los ataques de su equipo.
La concentración y el rigor defensivo de la línea defensiva blanca fue el primer ladrillo para construir un muro. El Real Madrid no se dejaba sorprender ni superar. A partir de entonces empezaba a desgastar el ímpetu del Atlético de Madrid.
Tras sacudirse del dominio inicial, el jugador del Castilla, Omar tomó las riendas del centro del campo. Alicatando en defensa la iniciativa rival, asociándose en ataque y siendo un tótem con el balón en los pies.
En el minuto veinticuatro llegó la primera ocasión clara del partido y la imagen que describía el momento del choque. Los centrocampistas blancos, hasta tres, achicaban rodeando a Oliver los espacios y el tiempo para que el "10" rojiblanco no pensase. Omar, con más talla y experiencia, barre a Oliver en zona de medios. Con el balón en su poder lanza a Melero pero este en el interior del área dispara alto.
Cada movimiento de sus piezas de ajedrez era calculado por los jugadores blancos. Hasta el descanso, el Real Madrid buscó colgar balones para que Raúl de Tomás los cabecease pero nunca lo hizo con la contundencia suficiente como para que David Gil tuviese que esforzarse.
En el minuto cuarenta y tres llegaría la jugada del partido. El ansía de Melero por ganar el derby evitó que su equipo se adelantase en el marcador. Omar bota una falta lateral con la precisión de un cirujano con su bisturí. Llorente se alza y remata a gol. Después de trastabillarse en la trayectoria por rozar en un adversario, la pelota va llorando a cruzar la línea de gol. Para asegurarse que entra Melero la empuja pero el partir en posición de fuera de juego, el árbitro anula el tanto.
En el segundo tiempo, dejavú en el Cerro del Espino. El Atlético de Madrid disponía de la redonda pero le faltaban ideas o al menos un lanzador que hiciese volar o caminar la pelota a unos pies plantados en campo rival. Oliver Torres estaba cada vez más lejos de la sala de máquinas y el Real Madrid más cerca de la portería rojiblanca, robando y finalizando las jugadas.
En partidos con tensión, los jugadores blancos sacan lo mejor de sí, el talento competitivo. La más clara del Atlético de Madrid fue en el minuto cincuenta y seis. Precedido de un robo de Márquez, abre para Manquillo que sorprende a propios y extraños con un centrochut que no sorprendió por poco a Andrés, portero del Real Madrid.
Mientras Iván Sáez, central blanco, se hacía grande, en los duelos uno contra uno. Sus centrocampistas buscaban a Raúl de Tomás y Mariano, que de espaldas trataban de resolver sus ocasiones para marcar la diferencia. El Atlético de Madrid se mantuvo en pie a pesar del sufrimiento y las embestidas.
La balanza se pudo desequilibrar en el minuto sesenta y cinco. De un saque de banda la pelota quedó huérfana en el balcón del área. Sergio la empalmó y la estrelló en el larguero. En el rechace, Raúl de Tomás ve como la pelota le cae en boca de gol y la emboca. Pero al comienzo de la acción arrancaba en fuera de juego y el colegiado anulaba el gol.
El partido llegaba a su fin con una cara bien diferente a la que todo el mundo esperaba. El Atlético de Madrid no dominó ni fue arrollador pero compitió y se mantuvo firme ante un gran rival. El Real Madrid no amasó la posesión del balón, fueron calculadores, jugaron con oficio y alicataron un empate abandonando el Cerro del Espino con el mono de trabajo lleno de polvo.
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