Sevilla on fire
Victoria de un cuadro hispalense vertical e inspirado ante un Valencia
cardíaco
Dos roscas a portería desnivelaron la balanza entre
hispalenses y chés. En diez minutos Joaquín, mediapunta del Sevilla, colocó dos
flechas en el arco que ni la defensa ni el portero rival pudo detener por falta
de temple. A partir de entonces el dominio fue andaluz. Un contragolpe de tres
pases cuarteo al Valencia hasta que un gol les dio vida. Pero sus contantes
vitales desaparecieron al fallar un penalti a cinco minutos del final.
El duelo comenzó trepidante. El Valencia buscó al Sevilla.
Varios centros laterales les hicieron recular. Pero a los cinco minutos se
desempolvó de la presión por accidente. Una falta lateral botada por Joaquín se
deslizó por los dedos de Lluna, portero ché, antes de entrar a la jaula.
En el minuto diez se repetía la secuencia, esta vez más
centrado el libre directo, y la pelota paseaba
entre adversarios hasta besar las mallas. Con el resultado a su favor, el
Sevilla se adaptó al nivel de ansiedad de la Copa de Campeones y comenzaron a
actuar como electrones entre líneas. El Valencia se partió entre defensa y ataque,
fluían lagunas por el terreno de juego. Así irrumpió el tercer tanto. Una perdida
de balón valencianista fue la catapulta del contragolpe sevillano. Toni para
Rubio que centra raso al segundo palo dónde esperaba el paquete Jairo, 3-0.
El Sevilla se relajó y luego se replegó hasta con cinco
unidades en defensa. El Valencia se animó a atacar y consiguió su premio. Un
pase interior al que llega Juan Delgado para
asistir a Fede. Era el minuto 67 y
continuó el empuje. A cinco para el final el arbitro señaló pena máxima por
manos dentro del área de un jugador situado en la barrera de un libre directo. Pero Fede lanzó fuera del marco su
tiro raso.
De su error el partido concluyó porque ninguno de los dos
equipos le dieron al duelo más armas. El Sevilla está en semis y aspira a ser
el mejor juvenil de España. Primero tendrá que eliminar el miércoles al
Sporting de Gijón. Un día entero para
respirar y recuperar a dos de su puntales que se han ido tocados del campo.
Beto, el sostén, y Rubio, el delantero que vive al límite del fuera de juego.
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