Sudor, sangre y nervio
El juvenil rojiblanco por ambición y pegada consigue una buena renta para el partido de vuelta
Victoria en rojo y blanco del Atlético de Madrid sobre la U.D Las Palmas en
el partido de ida de Octavos de Final de la Copa del Rey juvenil, celebrado en
el Cerro del Espino. Los colchoneros dispusieron de los goles y el buen juego
hasta que al conjunto canario le sonrió el destino y le entró la inspiración.
Con 3-2 en el marcador, el final del partido dilucidó otro desenlace distinto
a la igualdad. Dos genialidades rojiblancas en el rush final marcaron la distancia entre un equipo y otro.
El Atlético de Madrid es un equipo con fe, solidaridad e ingenio. Defienden
todos con sangre, inteligencia y músculo. Los que atacan ponen su calidad al
servicio del equipo, sin pensar nada más. La U.D Las Palmas se mostró cauta al
comienzo del choque, esperando en bloque, juntos y sin fisuras, mientras los
rojiblancos se movían, intercambiando roles, a la misma velocidad que circulaba
el balón. Ante la falta de profundidad local, los canarios dieron el aviso cuando
Matías remató por alto un centro lateral. “Si tenían opciones las iban a
aprovechar”.
A partir de entonces un gol encendió las luces. Como si su diestra fuera un
arco y la pelota una flecha, Ian armó su pierna derecha y clavó el balón en
plena diana ,colocada en la cepa del poste, desde unos veinticinco metros, 1-0.
Un golazo que alimentaba la relación del Atlético de Madrid con la posesión.
Los rojiblancos quisieron echar el freno al ritmo del juego pero hay
futbolistas que no entienden de temporizaciones cuando no hay nada resuelto.
Con la máquina bien lubricada por el jugador que no se detiene nunca alrededor
de un balón, Oliver Torres, y con Thomas y Márquez supervisando su mecanismo,
cerca del área subieron una marcha. Oliver lanzó el ataque y Calero aparcó el
balón en la red. Frente al portero, en el área grande, detuvo el frenesí de la
jugada y esperó el momento para cruzar la pelota a gol.
El Atlético de Madrid, con tan buena renta, fue pensando en llegar al
descanso con más frescura en las piernas. Mantuvieron hilvanadas las líneas
pero sin acelerar sus esfuerzos. La pelota comenzó a ser del bando canario. Al
no trasladarla a velocidad de crucero no sorprendió a su rival. Tan sólo el
cabezazo de Martín en un corner pudo modificar el marcador durante el primer
acto, pero se marchó cruzado.
En el segundo tiempo, la entrada de Chus en el equipo canario aportó
guindilla a su juego de ataque. El duelo se volcó a la banda derecha dónde el
extremo pío pío, versátil y veloz, subrayó el orgullo de la U.D Las Palmas.
Aunque antes de recortar distancias, el Atlético de Madrid amplió su ventaja en
el marcador. Ian volvía a marcar, resolviendo con una vaselina la gran jugada y
el magistral pase en carrera de Alex Díaz. Esto ocurría en el minuto cincuenta
y ocho, tres minutos después Las Palmas cobraría un penalti a su favor cuando
Alex fue derribado por Gallas. El propio "7" canario se encargaría de
trasformarlo, 3-1. Aún respirando esperanza, un minuto después le cae a Martín
un balón largo en la frontal del área y en menos de un par segundos logra
llevarlo a las mallas, con una volea a la media vuelta, 3-2.
Parecía que las prisas y la presión iban atenazar a los rojiblancos, pero al
contrario. Volvieron a pisar campo contrario y hasta el final del partido no
salieron de allí. Ante tanto ímpetu, los canarios recularon y sin aliento
comenzó el cortacircuito. En el minuto ochenta y ocho de juego Alex Díaz bajó
algunos fusibles del cuadro canario cuando sobre la línea de fondo se puso a
desbordar contrarios que no le pudieron alcanzar antes de marcar el cuarto
tanto con la zurda. A media luz, Oliver Torres terminó de apagar a la U.D Las
Palmas encendiendo su genio. En el minuto noventa y dos de juego, se le ocurre
la idea de convertir una falta directa en un tiro raso. Sorprende a todos, la
barrera salta, la pelota pasa y el portero falla porque no la atrapa.
El resultado significó más que la secuencia de los goles. El Atlético de
Madrid superó su mal momento en el partido, sucedido en cinco minutos, mirando
a su rival a la cara. Un adversario, la U.D Las Palmas que no se escondió
durante el partido a pesar de los reveses que iban sufriendo. El fútbol sin
costuras del equipo rojiblanco terminó castigando al conjunto canario por la
fatiga física y mental a la que se vieron sometidos ambas escuadras en el duelo
de ida de Octavos de Final de la Copa del Rey.
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